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Uruguay: talentos emergentes en un país que avanza en los derechos de sus autores audiovisuales


El nuevo siglo trajo consigo la llegada del “nuevo cine uruguayo”. Y con él nombres de una nueva generación de directores como Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll responsables de 25 Watts (2001) y Whisky (2005), y Guillermo Casanova con su película El viaje hacia el mar (2003). Filmes donde los espectadores se sintieron identificados con esas vidas mínimas que abrieron todo un mundo para el cine del Uruguay que recorrió festivales y cosechó elogios en todos los idiomas.


Aunque el mojón fundacional de lo audiovisual en Uruguay atraviesa tres siglos y hay que ubicarse en el siglo XIX, más precisamente en el año 1898, cuando Félix Oliver registra una carrera de bicicletas en el Velódromo de Arroyo Seco.


25 watts, dirigida por Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll

Mientras que el primer largometraje uruguayo fue Pervanche (1919) dirigido por León Ibáñez. Los ’40 y ’50 fueron una época de esplendor con la aparición de los cineclubes para la proyección de cine independiente. 


El dato de color es que durante la década del ‘50 sólo la ciudad de Montevideo contaba con 100 salas de las más de trescientas que había en todo el país y se calcula que -en promedio- cada uruguayo asistía a 22 funciones anuales.


Todo ese impulso y fervor se detuvo drásticamente durante la última dictadura militar 1973-1985, manteniéndose en pie tan solo la histórica Cinemateca Uruguaya.


Cinemateca uruguaya, Montevideo
Resurgir con la democracia

Con el regreso de la democracia, comenzaron a sembrarse nuevamente las semillas de las realizaciones audiovisuales en este país que en su último censo arrojó el dato poblacional de 3.400.000 mil habitantes.


Los responsables del resurgir del cine uruguayo fueron lo que muchos colegas denominan los “próceres”. Javier Palleiro, director y guionista audiovisual y presidente de Directores y Guionistas del Uruguay (DGU), no duda en mencionar entre estos a Mario Handler, quien fue uno de los referentes del denominado y comprometido Nuevo Cine Latinoamericano


“Handler tiene un documental que se llama Me gustan los estudiantes (1968), que es de lucha en las calles y que incluso sus imágenes las utilizan en el informativo. Es de un valor histórico importantísimo. También está Mario Jacob. Tipos que sobre todo hacían documentales. Era muy difícil hacer ficción para esa generación”.


El presidente de DGU afirma que “la historia del cine en Uruguay no es tan antigua, debe tener 30 años. Salvo algún caso aislado, se empezaron a hacer más regularmente películas a impulso personal sin apoyo estatal en los ’90. Hay una película emblemática El dirigible, dirigida por Pablo Dotta y con música de Fernando Cabrera (1994), que estuvo seleccionada en Cannes y con la que uno dice: guau, acá empezó el cine uruguayo”.


En 1995, casi en simultáneo con esa carta de presentación en el mundo con el film de Dotta y por una iniciativa de la intendencia de Montevideo nace el Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Producción Audiovisual Nacional (FONA) con el objetivo de promover la producción audiovisual a partir de la llegada de la televisión por cable, que otorga dos premios en la categoría ficción, dos en la categoría documental y uno en la categoría ópera prima.


Javier Palleiro, realizador, guionista y presidente de DGU. Foto: Prensa DGU
Las nuevas generaciones

Después de esos años ’90, con el nuevo siglo, aparece otra generación “la de los 2000”, que empezaron a hacer cine antes de la Ley de Cine y que realizaron películas exitosas que hoy son icónicas. 


“Es muy raro en Uruguay que tengan mucha taquilla, que fueron de 2000 a 2005 y ahí están: En la puta vida de Beatriz Flores Silva, El viaje hacia el mar de Guillermo Casanova, 25 watts y Whisky, películas muy buenas y reconocidas. Esa es la otra generación. Y después ya viene la generación de los que empezamos a hacer cine después de la Ley de Cine, yo había hecho un corto en el 2006. Y después toda una generación que no vivió todo esto y ya crecieron con algunos fondos. Entonces cada tanto tratamos de tener ese reconocimiento por los próceres que trabajaron años antes de que existiera legislación para que hoy se haga cine”, sostiene Palleiro en diálogo con AV Creators News.


Es a partir de la ley de Cine que, en 2008, se crea el Fondo de fomento cinematográfico y audiovisual, que acompañado de otras medidas, fondos e incentivos buscan dar impulso a la industria cinematográfica uruguaya para que se sostenga en el tiempo.


Este crecimiento sostenido hace posible el nacimiento de instituciones como DGU, que ya cuenta con alrededor de 100 asociados, nucleando estimativamente casi la mitad de los realizadores y guionistas del país.


Rodaje de “Respirar" (2018), dirigida por Javier Palleiro
La exhibición: una deuda pendiente

No obstante este crecimiento, uno de los problemas que deben afrontar los realizadores es el dónde y cómo difundir y exhibir sus producciones. A diferencia de aquel momento de los ’50 con más de 300 salas a lo largo del país, el presente es bastante más modesto. 


Sigue existiendo la “Cinemateca, que es importante para nosotros y en un principio cuando empecé a hacer cine eran cines viejos y que estaban complicados. Ahora sigue teniendo sus problemas económicos, pero tiene tres salas pequeñas pero modernas y que están concentradas generando un espacio muy lindo. Eso para el cine de autor es fundamental. Hay una sala del estado que se llama Sala B, que es chiquita que está en el centro que es del SODRE, también está el cine universitario y después las salas comerciales donde los que mandan ahí son los grandes estudios. Y con respecto a plataformas hay hace un tiempo un espacio muy abandonado de cine uruguayo en la plataforma estatal. En el interior es más complicado. Hay una pequeña red muy chiquita que está en shoppings”.


Las grandes plataformas internacionales todavía le resultan esquivas al realizador uruguayo, en estos días se está estrenando en Netflix La sociedad de la nieve, basada en el libro del escritor uruguayo Pablo Vierci, pero se trata más de una producción internacional de ese gigante audiovisual y cuenta con la dirección del realizador español Juan Antonio Bayona.


Asamblea DGU 2023
Los derechos de los autores audiovisuales

Los defensa de la actividad y la protección de los derechos de los autores audiovisuales todavía está en desarrollo en tierra uruguaya y avanzando en conquistas a partir de distintos convenios colectivos que han llevado a cabo directores y guionistas nucleados en DGU. 


En Uruguay, existe la Asociación General de Autores del Uruguay (AGADU), una sociedad civil sin fines de lucro cuya misión es la defensa de los derechos de los autores y de los creadores. Creada en 1929 sus primeras acciones estuvieron vinculadas al universo de la música y en los últimos tiempos -a partir de distintos convenios- también protege otras producciones, entre ellas las audiovisuales. 


“AGADU es una sociedad que tiene el monopolio de hecho pero no de derecho. Por el momento la ley dice que para tener una sociedad de autores tenés que tener mayor cantidad de socios que AGADU y mayor contrato de reciprocidad con el mundo”, dice su presidente, el músico y compositor Alexis Buenseñor a AV Creators News.


El motivo por el cual los autores audiovisuales están enmarcados dentro de AGADU lo explica Buenseñor: “DGU existe como sociedad y firmaron un contrato con nosotros para otorgarles la gestión colectiva y les prestamos las instalaciones para que ellos se reúnan allí, hagan sus asambleas. También nos ocupamos de la gestión colectiva de los derechos”. 


En sintonía con el presidente de AGADU, el director Javier Palleiro sostiene que “DGU es una organización que no es una entidad de gestión de derechos pero como en Uruguay ya hay una entidad muy antigua que es la que se encarga de la música y somos un país pequeño, decidimos hacer un convenio con AGADU, en la que le cedemos la gestión de ese derecho. Y cada vez que hay un encuentro asistimos ambas entidades”.


Alexis Buenseñor, presidente de AGADU

Alexis Buenseñor ocupa la presidencia de AGADU desde 1997. A partir de su experiencia considera que “una sociedad de gestión colectiva hoy si quiere subsistir, tiene que seguir avanzando para poder ir en la medida en que se pueda. Si hay algo que impulsé es el cambio permanente y acá la palabra cambio es todos los días. El mundo digital ha cambiado muchísimo y AGADU también lo ha hecho, quedan muy pocos funcionarios del mundo analógico. Actualmente hay mucha gente joven y la mayoría son nacidos en la era digital. La tranquilidad de que no hay nada que perdure. Eso de que esto se hace así porque siempre se hizo así en AGADU eso no existe más”.


Los desafíos de cara al futuro 

Para este año los autores audiovisuales de Uruguay apuestan a la aplicación de la ley que redundará en nuevos beneficios para directores y guionistas, que se sumarán a que en 2024 comenzará a dictarse la primera licenciatura en cine que en la Universidad Católica. Existe la UTU, que ofrece carreras más técnicas como sonido, pero no es autoral.

Por otro lado, un nuevo universo se abrió con la irrupción masiva de las IA. Javier Palleiro manifiesta que “con la incorporación de la inteligencia artificial no sabemos qué va a pasar. Ha sido un año revolucionario para todos, los escritores y los directores la usamos. Mas allá de eso quiero creer que siempre el rol del autor va a estar por muchos años más detrás del uso de las herramientas sea IA, sea una cámara o sea una animación. Siempre el autor va a ser importante”.


Por su parte Alexis Buenseñor se mantiene “optimista” en cuanto a lo que se le pueda sacar a la IA “el mejor provecho sin que ello vaya en desmedro de la creación y los autores. Lo que sí debemos hacer es detectar cuando la obra ya es solo de IA y si eso está reconociendo los derechos ahí estamos en un serio problema”.


Por Ulises Román Rodríguez


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